¡Ven a buscarme amado mío!.
En mi corazón apenas el susurro del latido
Y mis pensamientos se han desvanecido
Al saber que ya no te encontrabas 
En este mi mundo de los vivos
Has llegado al final de tu andadura
Ese tiempo en el que tú y yo habíamos existido
Ahora es sólo sentimiento en un lugar de mi alma
Que desentraña cada pensamiento
Por eso mejor te olvido, ¿cómo morir e irme contigo?
Ya soy presa de la muerte, aquí la espero, aquí
Ven a por mí le digo, que soy ya muerte y no vivo
Estoy sentada en tu tumba, sólo hay silencio,
El olor de las flores, el trinar de los pájaros
Es algo que yo para mi carece de sentido,
¡Qué dura es mi soledad! 
¿Por qué te has ido amado mío?
No vengo a decirte adiós, vengo a implorarte, llévame contigo.
Tu lápida blanca, con tu nombre y apellidos 
Sé que ya no estás ahí
Sólo tu cuerpo mortal descansa en ese sepulcro,
Mis últimos versos duelen, ya que son de despedida
Mis lágrimas mojan y emborronan mis palabras,
Por lo mucho que nos hemos querido.
No queda esperanza para mí
Ni un triste consuelo al que agarrarme
Sólo la necesidad de partir contigo
Tiemblo y muero, ya no estoy entre los vivos
Abrazaré la muerte sin miedo
Llena de un sentimiento tan fuerte
Que es lo único que en mi sigue vivo  
El recuerdo de que nos amamos como locos
Desde que nos conocimos
Soy un espacio en tu alma, que muere al partir tu cuerpo
Ahora espero reunirme pronto, ¡ven a buscarme amado mío!.  
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Diciéndote adiós


Y en la noche oscura sigo detrás de la luna,
Donde se escondió el día,
Marcho diciéndote adiós
Aullando cómo una loba herida.
Con el gesto firme  y la mirada fría,
Marcho y emprendo mi huida,
Mis pies descalzos, llenos de espinas,
Pero sigo el sendero escogido,
Gritando y desgarrándose mi corazón
Agarrándose a un halo de vida,
Mis propósitos son firmes, nadie me guía,
Reflexionando  si hice bien o mal,
Ahora, solamente, fue cosa mía.
El dejar de quererte es imposible
Pero no soy una muñeca de trapo,
Soy una mujer de carne y hueso
Que siente, llora, ríe y se enamora
Y enloquece por tu amor día a día,
Deseando que me llenases  de besos
Y en tus brazos perderme y reencontrarme
Amándonos como siempre me prometías,
Y cada promesa, en mi cara rompías,
Y de ese amor para siempre, para mí, tú no tenías 
Frívola tu sonrisa y cruel tu ironía,
Que por ese engaño, ahora aúllo de dolor como loba herida
Sólo me queda olvidarte, y sé, que eso,
Me llevará más de una vida
Ahora me despido y digo adiós,
Y al mirarte en mi semblante ves mi agonía,
Con esa mirada frívola
Y en mi sonrisa dibujo tu cruel ironía. 
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