Pánico.

“Me pregunto si puedes pertenecer al reino de los cielos,
rezar y tratar de parecer un ángel 
y cada noche bajar hasta el infierno
a codearte con el mismo demonio, así, sin más,
de fiesta nocturna y al amanecer, 
volverte al cielo a cobijarte de nuevo”

-Tengo un buen amigo cura y un amigo medico que dicen: No sufras por los demás, ni tampoco cuando el dolor del cuerpo sea insoportable, eres de naturaleza humana y no un mártir.-”Quizás si nos vemos reflejados como espejos en ciertas personas con el alma tan oscura saldríamos aterrados como un fantasma por la ventana, y si llegas a sentir en tu propio ser la maldad de otra alma el sufrimiento sería totalmente insoportable”-

¡Yo no podría dormir!.- La verdad soy demasiado débil y sensible. - Me hace daño ver de lo que es capaz el ser humano,...No me gustaría verme reflejada para nada en según qué personas, es humano este sentimiento y así como tal lo siento; de hecho llevo algunos días así, como una muñeca rota, débil y frágil, al igual que el cristal, me hacen falta las palabras correctas para sentirme bien y poder seguir con mi vida sin desfallecer, es cosa mía nada más, doy cabida en mi corazón a personas que no hacen más que ensuciarme, no respetan mi sentir, pero cuando te hacen daño no hay marcha atrás, no hay perdón que valga, ni justificación que llegue a apaciguar mi atormentada alma, dentro de mi cabeza el demonio se pasea y no para de molestarme, lo quiero echar, pero se ríe y baila su danza maldita, él se mueve como nadie y dice, es mi hora, que osadía, quien perturbo mi descanso y llamo a mi puerta, ahora ya es tarde mi baile ya empezó y terminará cuando yo me canse ¡Y hay de mi, cánsame yo, nunca, jamás! para nada, danzad a mi ritmo, es mi fiesta, que baile todo aquel que perturbo mi paz y vino a despertarme. Cuando esto pasa, sufro un tremendo ataque de pánico, y en mi intento de controlarme, me descontrolo y todo gira a mi alrededor, el corazón me va a mil y el aire empieza a faltarme y trato de no desmayarme, tengo que controlarme, llevo tiempo con esos ejercicios para controlar el pánico, y mi llanto asustaría a cualquier persona parezco un alma en pena, el dolor que sale de mi pecho es insufrible, me lleva al límite de la locura y mi angustia se hace insoportable, siento que se escapa el corazón y ese deseo incontrolado de hacerme a mi misma daño, por no saber parar a tiempo la lengua de fuego cargada de ira y rabia que contra mi persona descarga su maldita envidia, bajaría al mismo infierno si pudiera y no tuviera ese hilo invisible, que de mí tiró y me frenó, cuando me dejé caer por un precipicio, ahora me asfixia sin remedio, no era una cuerda para que yo me sujetase y salvarme, tan sólo quería verme sufrir más lentamente y así prolongar mi agonía, ahora ya es demasiado tarde. Maldigo una y otra vez esta cruel existencia, soy la dueña de una vida que tendría que protegen y sin embargo he dejado mi cuerpo mortal y humano en manos de gente desaprensiva que me enredo mostrándome una sonrisa, llena de desprecio disfrazada de dama y era el mismo demonio, quien enreda y me tendió una garra con guante de encaje negro, tan fino y elegante donde diabólicamente escondía sus afiladas uñas y detrás de su manto a buen recaudo envolvía su cola alrededor de su cuerpo deforme y maltrecho, es todo un maestro del engaño, de ello hace su arte, y vives con pánico dejando que el miedo se apodere de ti haciéndote su fiel servidor, esclavizándote. Maldito juego sucio, alimento de muchos que ensucian y contaminan a las personas débiles incapaces de defenderse por ellas mismas, haciéndoles perder la fe, la esperanza apagando la luz de su alma agonizando hasta el fin de sus días. -
¡Cruel e injusta batalla, qué has perdido, sin tan solo haberla empezado!
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