"Pequeña Princesa"


Siempre hay una primera vez para todo, yo llevo 31 años esperando 
una primera vez. Pensé que era el amor de mi vida, bueno eso creía,
 una buena relación de pareja, familia,lo tenía todo 
y de nuevo exclamó ¡Eso creía yo! – Nada que ver con la realidad, 
vivía en una mentira y grande, estoy embarazada después de una reconciliación,
le dije que llevaba dos meses sin tomar anticonceptivos, 
pero no le importó, es más, decía una y otra vez mientras iba a lo que iba, 
si te quedas embarazada nos casamos,
no pasa nada, te quiero y del dicho al hecho, me quede embarazada.
Y se deshizo la promesa, incluso se hizo el loco, 
su padre uruguayo “eso de eh, loco” es típico de ellos, 
con ese acento tan dulce. Y mi barriga ya de dos meses de gestación,
mi “Pequeña Princesa” se desarrollaba 
y su padre me pone un talón de 100.000 pesetas
y me dice: Yo no tengo pasaporte, pero mi hermano sí, 
puedes ir este fin de semana a París, 
te acompañaría él y abortas. Me quería morir, me sentí pequeña, vulnerable
y despreciada por el amor y no sólo por el mío sino también por el amor negado
aun sin nacer a mi “Pequeña Princesa”.
Sus padres le aconsejan que nos casemos y su tía ¡Qué mujer! –
Era todo amor, decía que será de ese ángel, el no tiene la culpa, casaros.
Pero oídos sordos y mi barriga según crecía el padre de mi niña más la negaba,
decía que en los dos meses también pude acostarme con otro, claro,
tapas tu romance y de paso expías tu culpa. Pedazo de sinvergüenza,
una relación estable, no me quieres, vale, pero y mi ángel, qué culpa tiene.
Me fui a orense a verle, se había marchado a trabajar para allá
en el bingo que monto su familia, estaba huidizo,
no quería que nadie me viera por allí.
Me busco un hotel y allí me dejo tirada, creo que estaba ya de siete meses.
El día 27 de Junio, el día de mi cumpleaños paso algo muy extraño,
ya habíamos cortado la relación, vamos lo mande a freír espárragos,
mi barriga le molestaba, pero ese día dos meses antes de nacer mi ángel me pidió en matrimonio, le dije que no, no podía hacer otra cosa, ya había dejado de creer en él, además, para qué, no se mostraba alegre, y dejo correr el bulo de que podía estar esperando un hijo que no era suyo. Lo saque de mi corazón, de mi vida, pero no le negué el derecho legitimo que tenía mi hija, no él, el de conocer y criarse con su padre. 

Tampoco le pedí nada, ni le denuncie por hacer que en mi embarazo 
pillara una depresión por repetirme una y mil veces ¡Abortaaaa! 
Quizás más adelante, ahora no es buen momento. 
El aborto estaba penado por ley, pero era 
y es el padre invisible de mi ángel. Di a luz un 27 de agosto del año 1983, 
mi niña nacía delicada de salud, fue un parto muy duro 
y su padre llama a los dos días para felicitarme al hospital, 
como si estuviera de vacaciones. Paseando hacia Samil después de once días del nacimiento me vio con nuestra hija, se acerco 
y la vio por primera vez y más promesas, cuidar de ella 
y ser su padre y de nuevo le dije SÍ. Pero de su niña nada más,
la vio unas pocas veces al igual que su familia, Fernando, Juncal, Nieves,
sus tíos, sus padres y su queridísimo hermano, padrino de mi hijo .
Reconozco que soy o fui muy ingenua y peque de inocente,
su hermano quería registrarla como hija del, pero no quise depositar dicha carga.
Paso meses sin ver a la niña y en el mes de junio del año 84 
cuando la niña tenía 9 meses apareció de nuevo. Otra vez ¡promesas! 
Quería ponerle el apellido a la niña
y hacerse cargo de ella, quedamos en unos días en citarnos 
y hablar todo, no apareció. Un día su primo Fernando 
me contó que se casaba con una tal Puri de Orense en el mes de octubre. 
Una chica virgen, soltera y entera (Vamos divorciada y preñada)
le llamaban o le llamaba Jorge –( Heidi ) - se casaba de rojo me dijo,
y el día y la hora para que apareciera yo con nuestra hija
y le arruinara la boda. Pero nada de eso hice, solo esperar que un día viniese
a por mi ángel y le diera todo el amor del mundo.
No sé cuantos años pasaron, pero se contaba, se chismorreaba
que un día él se encontró mal y lo mandaron para casa a descansar,
vaya, su cama estaba ocupada por un director de banca, y la Heidi
lo hecho con lo puesto, así que se acordó de que tenía
 una ex novia y una hija con ella, buen plan, vamos planazo, 
la llamo, le cuento mis penas y pelillos a la mar.
Pobre mi ángel, pobre dolor de corazón, mil estacas le atravesaría a ese 
vampiro sin escrúpulos, que vino a robarle el corazón. 
Mi ángel lo amaba y quería verle todos los días,
pero él, no quería ángel, quería revolcón. Su abuela y su tío la veían
de cuando en cuando, y él muy poco tiempo le duro el amor,
tan pronto encontró consuelo en una viuda a mi ángel olvidó.
Ella le dejaba mensajes: Papi ¿Dónde estás?
Llama y así un montón, maldito miserable,
le partiría la cara y el alma si no hubiera Dios.
La abuela también se hacia la sueca, será por el color del pelo,
menuda familia, cada cual mejor. El abuelo ya mayor,
antes de enfermar también de promesas me llenó,
pero su hijo de un plumazo la idea le quitó,
amenazo a su padre si se metía por medio, ya estaba viejo, solo y sin amor,
que por un poco de cariño mal entendido su querido hijo lo estafó.
Acabo en una residencia de ancianos abandonado, dejado de la mano de Dios
y de un buen amigo, que muchas facturas pagó.
Y al final la demencia y los años en ceniza lo convirtieron.
Pero ni un poco de amor, ni en esos momentos, 
ellos decidieron bien lo sabe Dios,
mi ángel y yo le hubiéramos despedido, 
una rosa roja sobre su caja y un último adiós.
Ahora su tío, ese que por pagar un billete de avión no sé que se creyó,
hacer de la niña una señorita, colegios privados y presentarla en sociedad
y así arrebatarla de mis brazos, era adolescente y para unas Navidades
que pasa con su abuela y su tío, la mandan a comer al burger King.-
y la tienen todas las fiestas sola, ¿Qué querían? – perdona si no siento amor,
no lo lleváis en la sangre, no señor. Me pide que le deje a mi ángel,
que la educará como una pija y le presentaría a Cayetana,
toda la casa con fotos de la casa de Alba,
 pero ni una sola de sus dos sobrinas,
a eso le llaman amor. Y como no entró por el aro,
adopta a un niño Ruso y adiós corazón.
Así acabo la historia y ahora llora por la duquesa, qué vergüenza,
que pena, y tu sobrina a la que decías querer y proteger,
a ella jamás le has ayudado, un billete de avión 
un champú y un jabón, que según tu le tenía que haber mandado 
en la maleta y te das de humanitario,
solidario y qué sé yo, pero acá tienes una sobrina
a la que le habéis negado amor 
y ayuda cuando te la pedí, de eso también sabe Dios.
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