Cuando mi cuerpo sea fina ceniza
En la cavidad de mis huesos
Entiérralos bajo tierra
Cubiertos por la tierra de un rosal
Donde las rosas con su aroma y belleza
Con sus espinas que hieren y mortifican
La grandiosa rosa que tanto amé;
Dañó en mí, la fría crueldad de sus espinas.
Yo las abracé contra mi pecho
Derramando mi sangre tan
Roja como sus pétalos
Hasta palidecer mis mejillas
Dejando el latir de mi corazón
Dulcemente acallar
Reposaré allí, en la pradera
Donde siempre soñé descansar
Cuando las campanas ya dejen de sonar
Y ya no veas el crespón negro reflejar
Cuando descanse en la morada eterna
Donde pueda dormir y soñar
Cuando sea un vago recuerdo en la memoria
De las personas que un día me amaron hasta el final
Y yo tanto deseé y quise amar.
Yaceré por fin liberada y podré dormir en paz.
Cubierta por la tierra mojada de un rosal
Desprendiendo el aroma de mi soñar.
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