Dicen que los mares lloran
en las noches de verano,
cuando la luna dibuja
bellos regueros de estaño
en la negra superficie
que oculta su desengaño.
Dicen que los mares gimen,
entre susurros y cantos,
el olvido del poeta
que se dijo enamorado
de los rizos de las olas
fugitivas en sus manos.
Dicen que los mares temen
perder los viejos encantos
que inspiraran los pinceles
de los artistas de antaño,
prisioneros de la magia
de relatos legendarios.
Dicen que los mares mueren
acosados por extraños
depredadores de calmas,
bucaneros y corsarios
de las riquezas que fueron
sustento del ser humano.
Dicen que los mares tienen
su corazón congelado.
Del Poeta: Gonzalo Muinelo Alarcón
Con la colaboración de su hija Susana Muinelo.
0 Responses
Publicar un comentario
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)