Aquel año había pasado muy lento, las cuatro
estaciones del año parecía como si se hubieran percatado de mi pena aliándose
fieles a mi tristeza, las cuatro fueron sombrías, apenas el sol había hecho
acto de presencia, ni la primavera y el verano fueron apacibles, todo lo
contrario, el verano paso sin hacer un brindis en su honor, llovió como si mis
lágrimas y tristeza le afectase y yo sin fuerzas, estaba muy débil, me pase
casi todo el tiempo encamada .Todo lo que hubiese soñado hacer, decir, no tenia
forma para trasmitirlo y sentir como se escapaba mi vida al igual que el agua
se escurre del hueco de mis manos, había momentos de tal angustia que mi ser
salía de mi cuerpo sin poder retenerlo. Mi alma silenciada, tenía un nudo en la
garganta y no hacía más que toser, era muy molesto, me dolía como si me hubiese
tragado serrín, las noches en blanco, sin poder dormir, apenas unos minutos y
los ojos me dolían y picaban, cada mañana al intentar abrirlos sentía un dolor
agudo, así que esperaba un rato en penumbra hasta que mis ojos se acostumbraran
a la luz, tanta maldad a merced de esa carroña, sus miradas vengativas, sus
lenguas afiladas, todo lo que me hizo daño y guardé en mi memoria me transformo
por completo, tanto dolor y sin haber un porqué de ello y el tiempo pasado,
solo era eso “Tiempo pasado”. Estaba totalmente frustrada, inquieta y
humillada, me sentía un guiñapo, era como si estuviera en permanente duelo, no
encontraba consuelo, tampoco había un porqué
y eso me causo una terrible adversidad, entré en una espiral dañina auto-destructiva solo tenía en mi mente hacerme daño a mi misma ya que si alguien tenía derecho
a ello esa era yo y nadie más, era veneno mortal para mi alma. Encerrada con
candado en un pasado turbio; se había transformando
en una cruel herida abierta. Lo que no decimos por ser más sensibles y no le
hacemos frente no muere, más bien nos mata, ese dolor del alma me desgarraba y poco
a poco me iba matando, apenas ya me reconocía. Un año preguntándome, y sin
esperanza de encontrar una sencilla respuesta, o quizás la razón, no sé bien si
me ayudaría a encontrar la paz necesaria y poder poner un punto y final.
Aferrada en la oscuridad, en un laberinto lleno de demonios, tan solo veía un callejón
sin salida. Días eternos de desconfianza. Un año en el que lentamente fue desvaneciendo mis esperanzas y me creí un
fantasma. No me quedaban ni fuerzas, ni lágrimas y me mataba sin prisas
acurrucada en mi cama. Las heridas quemaban y abrían mi pecho desgarrándome la
piel por dentro, todo eran pruebas para
mi débil y malogrado cuerpo, el dolor no encontraba salida, tampoco tenía fe y
me aferré a esperar mi muerte. A veces era lo único que hacia reaccionar mi
cuerpo, ese cruel dolor, separando mi cabeza
de esa locura y hacía sentirme viva por momentos. Tan solo quiero desaparecer,
sé que es duro de entender, pero para que vivir, es esto lo que yo quería, ¡la
verdad, no!, la tela de araña ya estaba tejida y en el medio envuelta en los
hilos envenenados mi pobre cuerpo, carente de fuerzas, solo necesito dormir, mi
cabeza me lo pide a gritos, dormir horas y horas, tantos como días enteros, a
ver si al despertar brilla el sol y todo fue un macabro y vil sueño. A veces
creo que soy una estatua de bronce, que no siente nada, dormida en mis sueños,
así me ha pasado el tiempo; y eso solo es eso “Tiempo pasado”.- Ya despierta he
descubierto que tengo que seguir adelante, vencer mis miedos y hacer un sendero
nuevo, con huellas limpias y expiar esa culpa que tanto me pesa, liberar mis
fantasmas, dejar de sentirme culpable por cargar con los errores de otros y
olvidar lo pasado, que fue tan cruel como duro y emprender una nueva vida, sin
miedos, con esperanza y soñar de nuevo al caer la noche, tranquila y relajada.
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