“Y podrías
contar mil historias para engañar tu mente,
Que se debate
entre el pensamiento y el corazón herido de muerte”
Me acerque a ti,
tan sólo para darte un afectuoso beso
Y pude ver en
tus ojos aquel brillo de tu mirada,
Nerviosa,
aterradora y a la vez delatadora,
Tus mejillas
sonrosadas, tu corazón acelerado
Tu voz
temblorosa y tus palabras atropelladas
Y supe qué, aun
por mí, sientes algo con lo que soñabas en el pasado
Éramos tan
jóvenes, y a pesar de los años, cada vez que te veo
Tus sentimientos
se desbordan y te hacen daño.
“¡No tenías que
haberme dejado marchar!”
Ahora sólo queda
en mí un recuerdo grato
Y cada vez que
te despides, denotas como afloran y reprimes
Tus ganas de
estrecharme entre tus brazos
Dulce amor aquel
que nos procesamos
Dulce, pero
cobarde, ya que los miedos te ataron de pies y manos.
Me dejaste
marchar, ahora después de tantos años
Sigo en tu
corazón y siento como te hace daño.
Hubo un tiempo
de regreso, tal vez, una espera incierta
¡Yo, qué esperé
tu vuelta!
Ahora mi vida está
llena, de un amor pleno y correspondido.
Adiós amigo,
adiós, tengo que partir, él me está esperando
Y cuando me
vuelvas a ver,- fíjate bien…
Que su alma
viene siempre acompañándome en el camino.
Ahora no estoy sola, él
me guía abrazando mis sentidos
Es el amor soñado, aquel
que no le ata los miedos
Aquel que ahora vive y
duerme conmigo
Cuidando mis sueños,
abrazado a mi cuerpo
Y los dos, felizmente
enamorados
-Felizmente unidos.
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