Abatida.-

Abatida y solitaria, vago por un mundo incierto,
En el que mi futuro se transforma en efímero y cruel,
En el campo de batalla me forme a mi misma
La coraza que ahora llevo a diario
Se ha curtido a fuego lento dentro de mí ser
Sacudiéndome los miedos y sinsabores
Arrancándome los sinsentidos a jirones
Tirándolos al abismo,
De vez en cuando, al dormirme
Oigo el dulce sonido del hacedor de ángeles
Y en eses momentos se refugia mi alma atormentada
Y descansa hallando un poco de paz
Escupí sangre maldecida
Y lloré todo y cuanto reproche me hicieron
En aquella incierta cruel y maldita batalla
Ahora camino sola llena de heridas
Que tardaran mil años en cicatrizar
O quizás nunca cicatricen, tan solo se perfilen
Luché entre el cielo y el infierno
Con el amor y el desamor
Perdiendo toda capacidad de cordura
Y anidó la locura en todo mi ser
La pena se adueño de mi endeble cuerpo
Y como aguijón envenenado
Atravesó y se clavó en mis entrañas
No era cosa del destino, ¡sé que no lo era!
Tampoco del bien o del mal
Es mi armadura, la que ahora me aprieta
Y no me deja respirar, de vez en cuando
Oigo el dulce sonido del hacedor de ángeles
Y en eses momentos se refugia mi alma atormentada
Y descansa hallando un poco de paz
Y acurruco mis sentidos, duerme, duerme mi cruel locura
Ahora déjate llevar, abandona el campo de batalla
Aléjate lo más que puedas y no vuelvas a entrar.  
Etiquetas: |