¡Matarme!


El silencio es mi carcelero y mi culpa
Y no solo por un instante, es dañino y constante
Ya que hizo mi culpa arrogante,
En la oscuridad el eco llora lágrimas
Que acaban asoladas y en el más infinito del silencio
Son ahogadas cayó por no alimentarla,
Que la mate el hambre y mi silencio
Es la mano que mece dulcemente la cuna
Y canta la nana por eso siempre la engaña-
Es la garra que con fuerza agarra
Y al soltarte desgarra tu alma a girones
Y canta una nana que siempre la engaña-
Yacerá conmigo inspirando el último halo de vida
Liberando y expiando mi culpa
Aullando en silencio mí agonizante condena.
Soy la que sufre cada día el desamor que me mata
Soy la nodriza que con sus lágrimas alimenta el dolor
Y acuna la desesperanza,
Y canta una nana que siempre la engaña-.
Soy el alma rota hecha amargura
Que no encuentra fin a tanta locura y lo usa de manta,
Cobijando y amamantando
Al igual que presa de caza el desamor;
¿La agonía es el último halo de vida?-
Aunque su fin sea únicamente el de
-¡matarme!--


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