Chorrean lágrimas por cada verso
Empapan mi cuerpo débil y muerto
Cuerpo que se mezcla con la
tierra
Hasta devorar todos mis huesos
Mi alma es de Dios, pues yo nada
tengo.
Escribo con mi sangre mancillada
por voces atormentadas
Que no saben de dónde vengo, ni a quien
pertenezco
Muerto en vida me dicen, cadáver invisible
Que ni alma tuve ya que nací
muerto
“Pobre infeliz jamás tendrás lo
que sueñas”
Maldice la bruja malvada
Con la manzana envenenada en una de
sus manos
Y en la otra agarra con fuerza su
famoso espejo
Y me condena a la soledad eterna
¡Creyendo ser Dios!
¡Menuda impía perversa!
Que de lengua tiene cuchillas
afiladas
Llenas de veneno que escupe
blasfemando con crueldad
A todo aquel que no le regala una
sonrisa
Que falsedad más dura llena de traición
Que de apellido se llama envidia
y de nombre…
De nombre no se sabe, cualquiera
le vale
Lo elige según su argumento en
ese preciso momento
Se nombra y ensalza afanada
justiciera
Y te destierra si no abrazas sus
miedos
Tormentos, desventuras y desencuentros
Y con sed de venganza atemoriza y
amenaza
Y enreda como araña nodriza
Llevándose a sus víctimas a su
telaraña
Y con sus siervos mancillar el
corazón
De aquellos que no le sirvieron
de clowns
En su
carpa negra de circo siniestro
Echando
a sus buitres carroñeros a todos aquellos
Que no
se prestaron a ser corrompidos por su vicio
Desatando
así su ira de mal bicho
Que por
temer le temen en el infierno
Ya que
de ojos llamas de fuego mortífero lanza
Que
atrapa a su paso con olor a azufre todo lo pasa
Esencia
que la envuelve y desprende saliéndole por los poros
Que
hasta el demonio echo candado y cerró sus puertas
Al
conocer de su sobrada existencia,
¡Impía
perversa sobrada de sed de venganza y siniestra!
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