Los dos amándonos en silencio,
Amparados en el silencio de la noche
Pegados piel con piel, saboreándonos las mieles del alma
Fusionándonos en una sola mirada, en un solo cuerpo
Zambulléndonos en los gritos silenciados de nuestro gozo
En el lento baile de dos enamorados
Murmurando los amantes fieles sus secretos
Danzando con el eco de la noche
Que nos acompaña fiel testigo de cada encuentro
Devorándonos, alimentándonos de los sabrosos besos
Caricias derramadas llenan de huellas
Cada recoveco atravesando nuestra piel
Perdiéndonos liberándonos entre sentimientos
Que abren paso a la esencia de nuestros cuerpos
Manantial que fluye entremezclando dos almas
Abriéndonos caminos secretos y descubriéndonos
Del dulce sabor de nuestras mieles,
Llenándonos del cálido fluir de la sangre
Que late con fuerza, acompasando agitando los alientos
Y entre la comisura de las boca liberamos
Nuestros gritos silenciados respirando intensamente
Formando eco en el silencio de la noche
Que arropa dulcemente el placer de dos almas enamoradas
Haciendo parar en ese momento
Al liberar nuestro éxtasis el tiempo.
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