Cartas (El cura)

                            

            Tengo un amigo teólogo, filosofo y cura ya desde chica, 
es el “Pájaro espino”
       siempre que tenía que poner un poco de cordura 
a mi loquita cabeza acudía a él, 
                         y como siempre después de un largo café 
marchaba para casa con los mismos problemas pero con mi alma en calma, 
a mis millones de inquietudes sobre el bien y el mal, 
y sobre el santo sacramento del matrimonio él iba un poco al libre albedrío, 
sabiendo que los amores terrenales eren muy frágiles 
estaban siempre en constante tentación, 
y lo que juras delante de un cura en la iglesia para muchos es como oír llover, 
¡Que lo hacen y punto!, vamos que juran en vano.-
A mi pregunta que era casi siempre una de las que más le hacía yo, 
Era: si yo cuido a mi marido, le amo, amo a mis hijos, 
soy su enfermera, esposa y amiga ¿Por qué me engaña? – 
El cogía mi mano y me decía siempre lo mismo
Veras hay gente que no sabe lavar platos 
y de los primeros 1000, lo certero es que rompa cien, 
así hasta que no rompa ninguno.-
También me decía Dios puso la mejilla dos veces, 
pero no dejo escrito que tu lo hicieras
Y el corazón no se lleva en la mano como un bolso, 
te lo pueden robar o bien lo puedes perder “guárdalo y mímalo”
Y volvíamos a la vajilla de nuevo, platos, copas siempre se rompen 
hasta que uno sea un maestro y aun así, a veces lo rompes sin quererlo, 
lo que jamás me dijo era que yo sería el plato o la copa de dicha vajilla.-

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