Ella había despertado de su largo letargo, estaba preparada para el amor y fue a la fiesta a la que se le había invitado, en ningún momento pensó que de nuevo por el amor su corazón seria dulcemente tocado, ya que desde el primer momento cuando entro en el salón al verle de nuevo, después de tantos años. Era como si siempre estuviese en ella, dentro de su corazón y abrazado a su alma; solo valió una única mirada y la magia del amor primero, en ella había despertado. Paso la noche muy cerquita del, apenas les separaba el aire que respiraron. Él le dijo cuánto tiempo le llevaba esperando, con aquella sonrisa de enamorado, y ella pensó ¡y yo mi vida! por ti, esperando y soñando. Como un gran caballero la trato con sumo cuidado y al acabar la noche después de hablar de tantas cosas, recuerdos de niños que jamás de su memoria habían borrado. Viniendo a la mente de los dos las sonrisa y juegos que les había unido en la infancia tanto tiempo. No sabía cómo despedirla, enmudeció al verla alejarse;- fue la noche más maravillosa, para las dos, llenas de sueños y deseos. Quedo en la calle mirando, callado, ella al verle volvió sobre sus pasos y le dio un abrazo y como un niño temblando suspiro tomando aire para recobrar de nuevo el latido de su corazón acelerado. Al día siguiente le manda un mensaje donde le da las gracias por haberle hecho niño al instante y pide permiso para llamarla y llevarla a cenar, se quedo muda, a pesar que si le dio el permiso, pero no estaba acostumbrada a tanta caballerosidad. Cada vez que quedaban después de cenar él la llevaba a bailar y al primer contacto cuerpo con cuerpo, los dos deseaban quedar pegados y el tiempo pararlo. En aquel primer beso quemaron sus labios al juntar sus tiernas bocas y un suspiro salió de repente al ser separados. Era como el primer amor de adolescentes, carente de malicia, esos besos que los consumían como si les esperara la muerte, y al bailar casi no se percibía la separación de los cuerpos, se acariciaban con vergüenza el cabello, unían entrelazando los dedos sus manos, como si tuvieran miedo a que algo o alguien les arrebatar aquellos momentos. Dios era testigo de aquellos bellos encuentros y sabia que en el primer abrazo los dos se hubieran amado como si nunca sintieran tal maravilloso sentimiento. Ella no sabía, lo percibía-- y percibía los sentimientos del. Con solo mirarle a los ojos, parecía un niño pequeño, experimentando su primer amor, no hallaba palabras para decirle lo que estaba sintiendo, que ni de joven jamás al acercar una mujer a su cuerpo le embargara dicho sentimiento, en cada beso se quedaba sin aliento y ella se perdía en su cuerpo, quería permanecer en él y morir en ese momento, que se hubiera parado para los dos el tiempo. La primera noche que pasaron juntos, desnudaron sus vergüenzas dormidas Dios sabe desde cuanto tiempo, y ella fue la primera vez que enseño su cuerpo sin reservas y abrió su alma desplegando sus alas para acogedlo en su seno. Noche de pasiones que vencieron al miedo, noche llena de caricias y besos y los cuerpos bailando al amor la música de violines y el sonido de los ecos de sus suspiros estremeciendo al silencio. Se amaron toda la noche para quedarse dormidos extasiados pegados sus cuerpos. Al despertar entre caricias y besos la música celestial de nuevo, al mirarse al espejo los dos abrazados parecía que eran niños pequeños en cuerpos de adultos pero sus miradas eran eso, niños pequeños.
El amor seguía creciendo, hasta le cogió miedo, como ahora podía ser que Dios escuchara las oraciones de tener un amor eterno; pero solo las princesas acaban con sus príncipes y viven felices, el mío huyo sin decirme “te quiero mi amor”
Mato mi corazón y mi alma me abandonó, no soportó tanto dolor.---
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