El amor es suficiente:
aunque el mundo disminuya,
Y los bosques no tengan voces,
salvo la voz de la pena,
Aunque el cielo sea demasiado negro
para que los débiles ojos
Perciban el rubor dorado de las flores
creciendo debajo,
Aunque las colinas sean pilares de sombras,
y el mar una maravilla oscura,
Y ese día dibuje un velo
sobre todos los hechos pasados,
Sus manos no harán temblar,
sus pies no harán vacilar;
El vacío no agotará ni el miedo alterará
Estos labios y estos ojos de amante y amado.
William Morris (1834-1896)
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