Esta historia habla del destino; trata una visión romántica de la vida, en la que el sino no se puede cambiar por mucho que haga la persona en cuestión:
Cuentan las Antiguas Crónicas que en una gran casa señorial de Siria, un criado corrió a su señor y le dijo:
-Señor, por favor, me acabo de encontrar con la Muerte y me ha dicho que vendría a por mí esta noche; por favor, necesito un caballo para huir esconderme en Damasco; volveré cuando pueda.
El amo, viendo lo apresurado de la situación, le concedió a su criado un caballo. Poco después de la partida de éste, paseando por su jardín, el señor se encontró con la Muerte y, muy airado, le dijo:
-¿Por qué demonios asusta así a mis criados? ¿Es que no ves que los necesito?
-¿Asustarle yo? –Se sorprendió la Muerte- De ningún modo; sólo me pareció extraño encontrármelo aquí, cuando se suponía que debía visitarlo esta noche, en Damasco…
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Y...es que la muerte jamás tiene miedo. Quizás porque de dónde viene...es el mundo verdadero.
Un beso, amiga guapa! Sigue siempre escribiendo. Qué...aúnque no te escriba,te sigo y seguiré siguiendo.
No es falta de voluntad, es más biem...falta de tiempo .
Te quiero, Meiga Blanca. :)
Bueno si que has dejado el comentario, gracias a ti amiga un besiño,.