al principio cerraba los ojos y olía su perfume,
el olor de todo su cuerpo me daba consuelo,
oía su voz y sentía dentro de mí cada uno de sus gestos
cada día parecía verle en otros hombres,
y al fijar mi mirada, me daba cuenta de que él ya no estaba
las lágrimas brotaban por mi cara y mi piel,
y día a día mi cara se desencajaba.
Por las noches, era cuando más te necesitaba,
sola, en mí habitación, sola, con mi corazón roto por tu ausencia.
No tenía otra forma de llevar tan terrible pérdida
nadie ni nada me daba consuelo,ni los abrazos ni los besos,
ni las buenas palabras mitigaban tanto dolor,
el dolor que me destrozó el alma.
Sola me quedaba, y en silencio cerraba los ojos,
tratando de verte, no quería perder tu recuerdo
ni por un solo momento, pero poco a poco,
el tiempo se ocupó de ello,
tu olor esa mezcla de colonia fresca
con tu crema de afeitar, siempre tan peculiar
permaneció en mi olfato.
No sé si el tiempo necesario ese olor,
olor de mi padre tan soñado ya pasaron años
y es ahora cuando puedo contar sin llorar,
todo lo que siento en el momento que me dejaste.
En mil trozos mi corazón se desgarró en ese momento,
dejo de tener valor, ya qué como un trapo viejo y sucio se quedó
¡Sé que no tuviste la culpa!.
Cuanto odio albergó mí corazón
trozos de cristal a fuego marcaron mi cuerpo
por no saber decir cuánto te quiero
y darte más abrazos, más besos
Pensé que ya no te necesitaba,
y ahora ¡Cuánto Me arrepiento!
Me giro para ver a algún hombre que tiene de ti
un parecido gesto, y sonrío creyendo que desde el cielo
me mandas señales para que sepas que siempre estarás conmigo.
Que siempre te llevaré en mi alma soy uno de tus eslabones,
parte de tu familia en esta “Vida”.
Tú me das fuerzas para no perder la razón.
No te enfades, papá, si cada día que pasa;
te digo en mis oraciones lo mucho que te quiero.
Besos y abrazos a mi “padre querido”, le mando al cielo.
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